Cada 31 de octubre, se conmemora la publicación de las 95 Tesis de Martín Lutero, que son el pilar de la reforma protestante. Ya han pasado poco más de 500 años desde que estas fueron publicadas. Sin lugar a dudas, fueron un excelente manual de trabajo para la Iglesia de aquel siglo, y la base de lo que hoy día es la Iglesia protestante.
Nuestra Institución, tiene claramente definida su responsabilidad ministerial ante los actuales retos que enfrenta la Iglesia protestante. Por esto, como parte de nuestras actividades extracurriculares, hemos establecido el “Proyecto: A 500 años de la reforma, retos para la Iglesia protestante”. Este proyecto ha logrado crear un espacio de diálogo entre nuestros estudiantes, egresados y profesores sobre los retos que debe enfrentar la Iglesia protestante en la actualidad. Nuestros diálogos tienen el fin de identificar algunas de las razones que han contribuido a que la Iglesia protestante no esté teniendo el impacto esperado dentro de la sociedad.
Necesitamos hacer un nuevo análisis sobre nuestros roles en la sociedad y nuestra responsabilidad de influenciarla. Si algo tenemos claramente definido es nuestra diversidad congregacional, sin embargo, esto no debería ser un impedimento para lograr el propósito de Dios en nuestra sociedad. Como escribiera Marcos A. Vélez, en su blog “Influencia: una ruta para la Iglesia en P.R.”, el martes, 5 de marzo de 2013:
“La Iglesia en Puerto Rico no es uniforme, ni homogénea; la iglesia se compone de diversos sectores con pensamientos muy disímiles y por lo tanto no piensan igual, sin embargo creo que todos tenemos un papel muy importante que jugar en la sociedad. Las iglesias ocupan un espacio en la sociedad, y muchas veces, la mayoría, son la primera mano de ayuda para sectores que el gobierno sencillamente no tiene la capacidad de atender. Miles y miles de iglesias se levantan diariamente por medio de sus miembros a visitar hospitales, cárceles, centros de ayuda social, a repartir comida en las calles, a intervenir en crisis personales y familiares, en fin, a hacer labores necesarias para mantener un balance en la sociedad. Sin embargo, como joven activo en la iglesia desde que nací, y como historiador hay varias preguntas que puede ser doloroso hacerlas, pero son un tanto necesarias. A pesar de todo lo que estamos haciendo ¿Qué es eso que no estamos haciendo para mejorar la sociedad y que podemos hacer? ¿Podríamos decir que la presencia avasalladora de iglesias nos ha ayudado a detener el deterioro social que estamos experimentando? Siendo un país con un deterioro educativo espantoso (hay casi un 40% de deserción escolar), una criminalidad que va en escalada (en 2011 se rompieron los records de asesinatos en toda nuestra historia) con una economía en picada (nuestro crédito como país está a punto de ser degradado al más bajo nivel); ¿tenemos alguna idea de cómo estamos ayudando, cuáles son nuestras propuestas concretas, como las tenemos con otros asuntos, al respecto de estos problemas que tanto nos abruman? Aunque sé que hay excepciones aquí y allá, creo honestamente que la respuesta es no. No articulamos una respuesta concreta ante estos asuntos como lo hacemos con otros.”
A 500 años de la Reforma de Lutero, aún nos queda camino por recorrer. Por esto, decidimos hacer público los hallazgos identificados en la primera etapa del proyecto. Es nuestro anhelo que lleguen al mayor número posible de líderes, pastores e Iglesias protestantes de nuestra nación. Además, queremos extenderle una invitación para que formen parte de la segunda etapa del proyecto. En esta, de forma inclusiva, tendremos una mayor cantidad de iglesias y denominaciones protestantes representadas en las mesas de trabajos, las cuales realizaremos en diferentes comunidades de fe, sectores y pueblos.
Le invitamos a analizar los hallazgos obtenidos en la primera etapa del proyecto:
I. EVANGELISMO
El evangelismo ya no es parte fundamental de nuestro programa.
Existe un claro enfrentamiento entre ¿QUIÉN SOY? (Luterano, Bautista, Pentecostal, Metodista, Universal, Apostólico) versus ¿A QUIÉN REPRESENTO? (Jesús el Salvador del Mundo).
Quienes pueden evangelizar tienen miedo ante la falta de poder de Dios.
El Evangelio son buenas noticias, pero algunos hablan más de las consecuencias de no aceptar el Evangelio, que de los beneficios de aceptarlo.
Jerarquías eclesiásticas (lucha de poder dentro de las congregaciones e individualización de las tareas de cada líder).
La motivación para evangelizar ha sido mal definida y/o establecida.
Falta de una preparación adecuada.
II. OBRA SOCIAL
Destinamos la mayoría de nuestros recursos a acomodarnos.
La alta inversión de recursos en la programación, nos ha quitado el norte.
Es más fácil inventar excusas para no hacer nuestra labor, que asumir responsabilidad.
III. DESIGUALDAD SOCIAL
No tenemos las herramientas para llegar a la realidad del problema.
Tenemos miedo a trabajar algunos problemas sociales, desde una perspectiva salubrista.
Como Iglesia, tenemos que trabajar con nuestros prejuicios.
La falta de compromiso para cumplir un proyecto.
IV. INJUSTICIA Y CORRUPCIÓN
Los pecados silentes dentro de la propia Iglesia; hay pecados que nos escandalizan y ante otros, simplemente guardamos silencio.
El manejo inadecuado de la caída de los nuestros.
La falta de perdón que priva a muchos creyentes de vivir una vida plena, promoviendo indirectamente la injusticia.
V. UNIDAD Y COLABORACIÓN
No nos unimos a trabajar aún con los mismos de nuestra denominación por miedo a perder membresía.
No me uno a trabajar con otras congregaciones porque no voy a salir beneficiado.
Nuestra mentalidad de ligar el ser una Iglesia exitosa al crecimiento de la congregación nos impide actuar y vivir en unidad.
Mezclar el crecimiento de la iglesia local con la expansión del reino nos tiene desenfocados.
El prejuicio dogmático nos impide ver la sana doctrina que nos une.
Nuestra idealización sobre la salvación no nos permite cooperar con aquellos a quienes nosotros (si fuésemos Dios) no le daríamos la salvación (prejuicio de salvación).
No colaboramos con otras congregaciones porque indirectamente me enfoco más en representar a mi organización que a Cristo.
Le hemos dado más importancia a la manifestación de los dones que a la manifestación del verdadero amor de Dios.
Colaborar con otras congregaciones es visto como INFIDELIDAD.
No colaborar es, sin lugar a dudas, falta de dirección divina. Dios procura que su pueblo sea uno.
Se le da mucho peso a las agendas individuales de los líderes, por encima del bienestar del Reino de Dios.
Las agendas ocultas.
VI. INFLUENCIA EN LA POLÍTICA
Se avala que los creyentes puedan llegar a participar en posiciones electivas dentro de la política, pero ante la demanda de tiempo que dichas posiciones requieren, consideramos no es cónsono mantener una posición ministerial.
Hay que tener sumo cuidado con seguir adelantando nuestra causa, sin tomar en consideración el aumento de los enemigos de la iglesia.
La búsqueda de poder ha provocado que mal utilicemos nuestra influencia.
La iglesia está teniendo influencia selectiva, sólo en lo que quiere.
El fanatismo religioso no nos permite influenciar.
Entendemos que la iglesia más que Influenciar en la política, debe influir en la sociedad.
Si la iglesia quiere tener personas de influencia en la política, primero debería influenciar la vida de estas, para que si algún día deciden entrar en la política, no se olviden de la iglesia.
Cuando una iglesia influye adecuadamente en la sociedad, esta respeta y defiende los postulados de la iglesia.
VII. DISCIPULADO
Por años hemos hecho actividades para evangelizar, pero no discipulamos.
Cuando Jesús nos llama a hacer discípulos, implica que los de mayor tiempo en la iglesia, deben ayudar a crecer a los nuevos.
Establecer actividades educativas para que los miembros aprendan a conocerse y a apoyarse mutuamente y donde los más veteranos instruyan a los nuevos.
La Educación Cristiana de la Iglesia debe estar enfocada a cubrir las necesidades particulares de la congregación.
Además, según los hallazgos obtenidos en la primera etapa de este proyecto, la Iglesia protestante requiere un reordenamiento radical de sus prioridades. El egocentrismo congregacional nos ha llevado a complacernos a nosotros mismos. Hemos olvidado que somos la sal de la tierra y la luz del mundo. En nuestras mesas de trabajo de la primera etapa del proyecto, todos coincidimos en que Alex Sampedro, expresa magistralmente la realidad de la iglesia hoy en el himno “SAL”:
1
Tengo una biblia que no habla,
Un crucifijo que no salva,
Una fe que se cansó, de las montañas,
Tengo oraciones sin sujeto,
Y he predicado tantas veces,
En el valle de los huesos secos,
Tengo noticias sin oyentes,
Tengo pacientes esperando,
El milagro de los peces,
Pero tengo la red averiada,
Y el vino es vinagre,
Y el pan no sabe a nada.
CORO
Tengo una sal que ya no sala,
Una iglesia que no sale,
Una luz bajo la mesa,
Y una virgen despistada,
La levadura en la nevera,
Mi armadura oxidada,
Tengo oro y tengo plata,
Pero el cojo ya no baila.
Pero el cojo ya no baila.
2
Tengo victorias derrotadas,
Gente en el templo destemplada,
Misioneros encerrados en sus casas,
Tengo la ofrenda en el banco, Las promesas caducadas,
El maná está congelado,
No hay calor en la palabra,
Está de fiesta el atalaya,
Con el buen samaritano,
Ya no sufren como hermanos,
Son cristianos sin agallas.
Finalmente, es indiscutible que debemos erradicar las malas prácticas arrastradas durante años en nuestras congregaciones si queremos ser la iglesia bíblica. Sin temor a equivocarme puedo decirles que “Es tiempo de reformar la reforma”. Nuestro mayor reto es ser una iglesia que agrade y obedezca a Dios, lo cual hace impostergable que caminemos juntos hacia una nueva reforma eclesiástica. Nosotros estamos listo para el proceso, únete.
"No debemos desechar las grandes y aplastantes cuestiones que desafían nuestra fe, así como la naturaleza y el carácter de Aquel en quien creemos. Si no afrontamos las preguntas difíciles de la vida y de la fe, perdemos la oportunidad de que Dios se nos revele de una manera más extraordinaria" (Landa Cope -El modelo de transformación social del Antiguo Testamento).